No soy muy amante de las intervenciones públicas, por varios motivos, uno de ellos es que hay que elegir de entre todas la ideas que surgen para no caer en ser más ponente que las ponentes, además de ser elaboraciones incompletas y, a veces, escucho cosas que despiertan mis pasiones y vehemencia y no siempre en el mejor de los sentidos.
Dicho esto, mis sentimientos e ideas han sido muy contradictorias durante el Congreso, , ¿Como es posible que en pleno siglo XXI aún se hable de contenciones?, ya Jaime Rojas Bermudez, hace 40 años, decía que en Salud mental siempre se quiere contener a las pacientes, o fisicamente, químicamente o con psicoterapia, ¿como se puede comenzar ahora a plantearse el respeto por las pacientes, el no paternalismo y el amor hacia ellas?. Creo que antes de empezar a elegir modelos o teorías para intervenir hay que tener muy claro como profesionales la ética y el rol que vamos a «jugar», El respeto por la paciente, es algo muy profundo y es un posicionamiento social ante la vida, es ni más ni menos que el respeto por las demás, el no tener prejuicios, el no pensar que hay una forma única de vivir, comprender y respetar todos los contextos sociales y personales. Para esto, hay que tomar «cartas» ideológicas en el asunto, y desde luego, ni los cambios ni las revoluciones son con «coste cero», nos hemos vuelto cómodas hasta para esto. Quiero decir, que no se puede esperar a que políticamente este una salvaguardada para comenzar a introducir cambios, hay que de forma individual hacer cosas para que de forma global se produzcan. Ejemplo de ello, tenemos la experiencia de Thomas Emmenegger y de Elvira Pertegaz, el primero nos habla de lo odiado que era por introducir cambios y de que las profesionales que no «comulgaban » con sus nuevas ideas, se marcharon, y que.. esto es una lucha de poder al fin y al cabo. Por otro lado, Elvira dejó el sistema por no estar de acuerdo con el, es decir, un coste. Seguir leyendo «Reflexiones sobre el XI Congreso de la Asociación Madrileña de Salud Mental»