A Migue, Rafa, Tere y Manoli
INTRODUCCIÓN.
Este trabajo es una forma de entender las relaciones humanas olvidando los límites incómodos de la cultura y el poder del dinero, que dificultan el trabajo con personas que tienen una vida tanto envidiada como temida por los hombres y mujeres de bien vivir. Para trabajar honestamente en temas sociales, marginalidad y exclusión, no solo es necesario ser un buen profesional más capacitado si cabe, que para trabajar en otros ámbitos, pues lo marginal es un saco sin fondo donde nos encontramos de todo, sino que ideológicamente hay que partir del concepto de igualdad para no trabajar con estas personas desde el rechazo, la pena o sentirnos “humanos de mejor calidad”. En definitiva, hay que partir de un pensamiento comunitario profundo como el de M. Jones para conseguir una auténtica vinculación con las personas que acuden a los centros, se habla mucho de Psicología Comunitaria pero lo que hace es crear etiquetas y servicios muy concretos para personas que viven en la marginalidad y, que impiden en muchos casos, el engarce en la red social.
LA INSTITUCIÓN. CÁRITAS DIOCESANA
Institución Religiosa que trabaja con colectivos marginales desde una perspectiva asistencialista que no hace más que perpetuar la condición de estas personas.
En Huelva concretamente gracias al esfuerzo de los profesionales que trabajan en esta institución e independientemente de sus creencias religiosas quieren intervenir desde una perspectiva promoción personal, salpicada evidentemente de paternalismo, “yo te aconsejo que, después de lo que estamos haciendo por ti”, pero que permite que profesionales de distintos ámbitos trabajen y que sus criterios metodológicos sean respetados. Todo es posible gracias al Director de la comisión permanente de Cáritas. En este momento, es cuando se plantean la necesidad del trabajo psicológico, hasta entonces solo se contemplaba la figura del trabajador social y del voluntariado proveniente, en su mayoría, de las cáritas de base, es decir, de las parroquias. Parece que esta nueva forma de entender el trabajo no es bien recibida en instancias religiosas superiores y este director aperturista presenta su dimisión.
Después de la presentación de varias candidaturas eligen nuevo Director, quiere volver al asistencialismo y solo trabajar con voluntariado especialmente de ideología cristiana.
El trabajo que aquí se expone es el desarrollado durante cinco meses, pues debido al nuevo giro que se impone desde la dirección, parece que no es tan necesario trabajar lo psicológico. Más que resultados concluyentes, se expondrán, las dificultades que encontré para el desarrollo de mi trabajo como psicodramatista y los resultados así como las técnicas que se utilizaron y la forma de abordarje.
LOS CENTROS DE TRABAJO DESCRIPCIÓN DEL CONTEXTO Y COLECTIVOS CON LOS QUE TRABAJA.
Centro de transeúntes y colectivo sin techo
Antes de describir la estructura y la organización del centro me gustaría definir que se entiende por ambas etiquetas:
Transeúnte: Persona que va de un lugar a otro, que generalmente está de paso.
Colectivo sin techo: Todas aquellas personas que carecen de vivienda, hacen de la calle su lugar de residencia o bien viven en zonas de chabolas.
El equipo: Constituido por un trabajador social, responsable del Centro, un educador y las voluntarias, cinco meses al año se reciben estudiantes de último curso de trabajo social, generalmente dos.
Servicios que ofrece:
Acogida, se les hace una breve entrevista donde se recopilan datos muy básicos
Ducha y ropero: Este es el servicio básico del centro, los usuarios se pueden duchar dos veces por semana y cambiar de ropa.
Cafetería: Disponen de un salón central con mesas donde los usuarios esperan mientras queda alguna ducha libre, mientras pueden tomar café y magdalenas que le sirven las voluntarias.
Trabajo social: Se les tramita documentación, los que desean recibir tratamiento de desintoxicación por adicción a drogas se les informa de los recursos existentes y si aceptan el trabajador social les acompaña, el tratamiento de elección suele ser Metadona, y es necesario que un trabajador del centro se haga responsable de las dosis.
El mismo proceso se sigue si necesita cuidados médicos. Existe un servicio de farmacia donde se les paga las recetas de medicamentos.
Hasta la contratación del nuevo equipo formado por psicóloga, educadora de calle y D.U.E, este es el trabajo que desarrollaba el centro con las personas que acudían.
En cuanto al tipo de liderazgo, toma de decisiones y el tipo de relaciones que se establecen entre los trabajadores y voluntarios, y de estos con los usuarios, creo más conveniente definirlas cuando describa mi trabajo
Centro Ammar. Atención a la mujer prostituta.
Son atendidas tanto mujeres que han abandonado la prostitución como mujeres que aún la ejercen.
El equipo: Una trabajadora social responsable del centro, una monja con estudios de trabajo social, voluntarias de dos tipos: profesionales, en su mayoría trabajadoras sociales, y de parroquias.
Servicio que ofrecen:
Servicio de duchas y ropero: Se les ofrece ropa limpia que ellas mismas eligen y café mientras esperan su turno para ducharse. Las mujeres que usan este servicio suelen estar ejerciendo la prostitución y son, en su inmensa mayoría, toxicómanas.
Talleres: Se establecen de lunes a jueves, para poder formar parte de estos talleres se les exige que estén en tratamiento con metadona o abstinentes. Las actividades que se ofertan son talleres ocupacionales de costura, alfabetización y un taller de habilidades sociales.
Trabajo Social: Se les tramita la documentación que necesiten, médico, D.N.I, etc.
Trabajo de calle: Una vez a la semana se visita la zona donde se encuentran las casas de cita y se hace reparto de preservativos y se les informa de las actividades del centro.
Piso Puente. Piso de acogida para presos
El objetivo de este recurso es ofrecer a los internos de la prisión el que puedan disfrutar de sus permisos de salida aunque no tengan vínculo familiar o pertenezcan a otras provincias. Una condición indispensable para disfrutar de estos permisos es que una persona o institución los acoja durante el tiempo que dura el permiso, sino automáticamente quedan cancelados.
Equipo: Un trabajador social responsable del centro y voluntarios:
Actividades: Duermen en el piso, son libres de comer en él o fuera.
EL TRABAJO PSICODRAMÁTICO EN LOS DISTINTOS CENTROS. DIFICULTADES Y ABORDAJES.
El primer día que visité los diferentes centros para comenzar a trabajar descubrí que no tenían claro que es lo que esperaban de mí, si yo intentaba delimitar mi campo de actuación no coincidía con sus criterios. Las demandas que hacían iban, desde formación para voluntarios y contratados, hasta, yo diría, que psicoterapia para ellos, resolución de problemas laborales entre el equipo.
Por un momento pensé que era para trabajar con ellos y no con los usuarios para lo que requerían de mis servicios; también era difícil descubrir que tipo de intervención esperaban con los usuarios.
Esto ocurrió en líneas generales en los centros, nunca en los diferentes equipos había existido la figura de la psicóloga. Cada centro presenta sus peculiaridades tanto en atención como en liderazgo, es mejor ir desgranando.
Centro de transeúntes y sin techo:
Siguiendo a Maxwell Jones, intentaré describir la estructura formal del centro. Existía una total ambigüedad con respecto al estilo de dirección y tipo de jerarquía. El responsable del centro no quería ser directivo, no quería que cada persona tuviera un espacio concreto de trabajo “todo es todos”, todo el mundo podía opinar sobre que intervención llevar a cabo con un usuario aunque la intervención fuera psicológica o médica, el director del centro intentaba convencer al resto del personal de la intervención por el propuesta, esto era la idea de trabajar en equipo de la que se partía.
En cuanto a los usuarios, sobre que rol desempeñaban, la ambigüedad también era llamativa, según palabras del director había que tratarlos “como si fueran nuestros amigos” pero si alguno de ellos declaraba su amor a alguna voluntaria del centro entonces era necesario poner límite. Además, los usuarios más integrados, es decir que seguían tratamiento si tenían algún problema de adicción y en vez de dormir en la calle lo hacían en una pensión y trabajaban esporádicamente, podían ser voluntarios del centro pero cuando opinaban como uno más de los voluntarios o se los infantilizaba con aquello del refuerza positivo o se le ponía límite.
Tal como describe M. Jones en su libro “Más allá de la comunidad terapéutica”, la idea era el liderazgo compartido y la toma de decisiones por consenso, pero la práctica era bien distinta, como me expreso Jaime G. Rojas Bermúdez en una sesión de supervisión (la necesitaba ante tanto lío) “ una cosa es trabajar al estilo comunitario y otra la promiscuidad”.
De especial mención son las reuniones de equipo de los viernes para comentar los casos. Se llevaban a cabo en la sala central, mientras que la limpiadora (usuaria del centro) realizaba sus tareas, a ésta, asistían el personal del centro, los voluntarios y los estudiantes en prácticas. Se compartían los diagnósticos de tipo médico, VIH, Hc, y cuando yo exponía un informe sobre algún paciente parecía que todo el mundo podía opinar sobre si el diagnóstico era el acertado o no, con gran sorpresa para mí, (me preguntaba para que necesitaban una psicóloga), evidentemente el caso de la limpiadora también se discutía, (podía escuchar pero no intervenir).
Con todas estas dificultades de falta de definición a nivel de estructura, presenté una propuesta de trabajo:
Formar grupos de discusión para todos los usuarios que quisieran participar. De esta forma podría ir diferenciando entre los sanos y los enfermos ya que en un principio el trabajador social y el educador me derivaban los pacientes que ellos pensaban que necesitaban psicoterapia, era una manera de eliminar esta barrera.
Terapia individual: para quien lo solicitara, para el que fuera lo más indicado, personas derivadas.
Entrevistas diagnósticas para derivar a dispositivos comunitarios. Salud Mental, Centro de Drogodependencias, etc. Al no contar con médicos de ninguna especialidad era necesario para prescripción de terapias psicofarmacológicas.
Formación del equipo de voluntarios de calle y de voluntarios de interior.
Visitas Diagnósticas: psicóloga y educadora de calle visitábamos chabolas de las personas que no acudían al centro.
Propuesta al equipo de que los usuarios pudieran acudir a reuniones, hacer grupos mixtos donde los usuarios y trabajadores pudieran discutir sobre el funcionamiento del centro.
Digamos que, en lo estructural, al estilo M. Jones y en cuanto encuadre de trabajo más directo psicodrama escuela Rojas Bermúdez
Insisto tanto en la importancia del tipo de vinculación que establezca todo el personal del centro con los usuarios, si partimos del concepto de marginalidad como de aquellas personas que, y siguiendo a Rojas Bermúdez, en su artículo sobre la intervención en el ámbito de lo social, “son personas que no tienen desarrollados todos los roles que la sociedad les elícita” y, por otra parte, los programas sociales que existen, no fomentan que las personas busquen soluciones, se les va perpetuando así su condición de necesitado. Es importante resaltar que los usuarios que aparecen por el centro digamos que se han desengarzado de la red social por distintos motivos.
El poder llevar acabo una intervención estructurada en el espacio y tiempo era imposible, en un principio, me planteé formar grupos un día de la semana y en una sala preparada para ello, sin tener en cuenta que mis usuarios eran totalmente anárquicos en este sentido venían cuando querían, podían pasar incluso semanas. Tenemos que tener en cuenta que se trataba de un centro de día y no existía ningún tipo de compromiso de asistencia.
La solución y modelo más adecuados que se imponía era el sicodrama público .
Las primeras sesiones fueron muy interesantes estaban formadas por personas que habían pasado de vivir en una familia acomodada y tener bastantes recursos a encontrarse en la calle y sin trabajo, también era llamativo las distinciones que establecían las personas que no consumían drogas y el rechazo o rol de cuidadores delos que no consumían. Un tema protagónico que surgió en las primeras sesiones fue el concepto de marginalidad, las imágenes eran ellos y la sociedad y como hacer para formar parte, una frase que compartían y que les unía era el sentirse ciudadanos del mundo, en respuesta a la etiqueta de sin techo.
La técnica que utilicé fue la de construcción de imágenes con telas. Dramatizar, desarrollar roles e interactuar entre ellos a nivel corporal no era bien acogido. Todo era muy espontáneo se trabajaban conflictos de uno de los integrantes si es lo que surgía o temas que compartía todo el grupo.
En cuanto a las imágenes sicodramáticas realizadas con telas que simbolizan de forma concreta la situación conflictiva de la marginalidad y la sociedad, de forma implícita tienen relación con lo sexual. Unas representan penetraciones a través de pared, otras representan a los dos sexos en una sola imagen. Esto abre un camino interesante de investigación. Llamativo resulta la imagen con telas con las que se representan la sociedad, muy relacionadas con lo femenino.
Centro Ammar. Centro de atención a la mujer prostituta.
Este centro presentaba una estructura más definida en cuanto a funciones de los profesionales dentro del equipo, las dificultades que encontré estaban relacionadas con los prejuicios y las fantasías que las profesionales tenían con respecto a las usuarias y la forma de vincularse, así como el objetivo del que partían y que se marcaban con ellas, “ser prostituta es indigno y denigrante para una mujer, hay que dejar de ejercerla”, así que existía un rechazo claro a estas mujeres con las que se pretendía trabajar. No debemos olvidar que para más “INRI” nos encontrábamos dentro de una institución cristiana.
Mis funciones: Psicoterapia individual y grupal.
En terapia individual no hubo ningún tipo de dificultad en cuanto a la técnica a utilizar, sicodrama. Utilicé tanto títeres, pues aparecían conflictos relacionados con lo sexual y escenas agresivas, así como temas relacionados con abusos sexuales en la infancia y en el ejercicio de la prostitución, como construcción de imágenes con telas y objetos intermediarios más estructurados, (armas,. Muñecos, …).
En psicoterapia de grupo, la dificultad principal es que el grupo ya estaba constituido y llevaban trabajando aproximadamente un año, durante el cual la monitora se había centrado en “Habilidades Sociales”.
El encuadre que utilicé fue el sicodrama (Jaime Rojas Bermúdez), y, aunque en un principio estaba más cerca del sociodrama , realmente se trabajaba cualquier conflicto que presentaran las pacientes o temas protagónicos que surgieran en el grupo. Se establecieron sesiones semanales de dos horas de duración. Disponíamos de una sala preparada para trabajar.
La técnica de construcción de imágenes no era acogida por el grupo, era un grupo caracterizado por la actividad y necesitaban técnicas muy activas que implicaran al cuerpo. Las primeras sesiones se caracterizaban por estar cargadas de agresividad, temas como el matar, agredir, ser agredidas, eran sobre los que se trabajaba, utilizando juegos sicodramaticos y dramatizaciones que promovían la expresión de la misma. Entre ellas existía mucha desconfianza y se aliaban unas contra otras, yo diría que pasaron por las distintas fases que Jaime Rojas Bermúdez describe en su artículo sobre “la evolución de la agresividad en niños”. Después de estas sesiones se intercaló un taller de máscaras. Hasta que no remitió la agresividad no comenzaron a surgir conflictos personales y temas que realmente les preocupaban y compartían. Dejar de consumir drogas incluyendo el tratamiento con metadona, ser madres y prostitutas, la relación con los hombres, la sexualidad, sus relaciones con la familia, las mujeres decentes y esposas o novias de sus clientes, desgraciadamente cuando el grupo estaba en este momento por motivos administrativos antes citados concluyó y fue retomado por la anterior monitora volviendo a las “habilidades sociales”.
Piso Puente. Permisos de salida de presos.
Mi trabajo aquí estaba bien delimitado, una vez a la semana con los internos que hubiera en la casa se desarrollaban sesiones grupales de dos horas de duración.
La dificultad básica que presentaba la intervención con técnica sicodramática en este recurso asistencial, es que los permisos de salida se otorgan cada cuarenta y cinco días, esta era la frecuencia con que podía trabajar con los internos. Ante esto, la opción era el sicodrama público, con la diferencia de que cada cuarenta y cinco días eran los mismos internos los que conformaban el grupo. Buscando información para trabajar encontré un artículo que me llamó la atención por encontrar cierta similitud, “Psicoterapia con pacientes viajeros” de Dalmiro M. Bustos. Es difícil desarrollar una relación médico paciente con esta periodicidad y profundizar en los temas y conflictos del paciente, la propuesta del artículo, utilizar drogas psicodélicas para aumentar la comunicación y vencer resistencias es difícil de desarrollar en el momento histórico y cultural en el que nos encontramos tan antidrogas ilegales, así que, para diluir en la medida de lo posible barreras se aceptaba sin temor a los internos y sus delitos así como sus intentos de infundir temor.. Para que las sesiones fueran lo más provechosas posibles y teniendo como enemigos el tiempo y que los internos se caracterizaban por ser proclives al acting-aut, no era posible esperar a que ocurriera un insaig al ritmo del paciente por lo que en las sesiones se intentaba dar claves para poner de manifiesto y servir de puente para que el insaig tuviera lugar en la sesión, muchos de los temas tratados iban a pasar ala realidad entre sesión y sesión, un encuentro con familiares, “cuentas pendientes con alguien”, temor al consumo de drogas, entre otros. Era necesario comprobar en el aquí y ahora si la hipótesis de la terapeuta y paciente coincidían, si no era así reformular en el momento las hipótesis.
CONCLUSIONES.
Mi intención es demostrar la plasticidad que presenta el sicodrama para adaptarse a las condiciones más adversas y desestructuradas que pueden darse. En intervención social tanto por la falta de medios y recursos económicos, humanos, infraestructura, tanto por la falta de definición de los profesionales, todos hacemos de todo, disparidad en cuanto a filosofía de trabajo y por las mismas circunstancias y peculiaridades de las personas con que se trabaja es difícil extrapolar el modelo de intervención clínica. Para el psicoterapeuta, aunque más complicado, si que pone a prueba todos los recursos que conoce y ya no solo que los sepa manejar sino su creatividad y flexibilidad.
Esto solo es el trabajo de cinco meses, sería interesante ahondar en la repercusión de la intervención y si realmente se podría obtener resultados positivos con esta forma de abordaje.
BIBLIOGRAFÍA.
Rojas Bermúdez, J. “Teoría y técnica psicodramáticas”, Paidós, Barcelona, 1997.
Rojas Bermúdez, J. “Evolución de la agresividad en un grupo de niños”, Artículos de sicodrama, centro de sicodrama, sociodrama y sicodanza.
M. Bustos, D. “pacientes viajeros”, cuadernos de psicoterapia, volumen III nº III, Genitor, Bs. Aires, 1968.
Moyano Rojas Bermúdez J. “notas sobre el tratamiento sicodramático de lo sexual”, Apuntes de sicodrama II, ed, SAG, marzo 2000.
Rojas Bermúdez, J. Y Moyano, G. “el psicodrama en la intervención social”, Apuntes de Psicología, nº 49-50 1997.
Mark J. “El cuerpo en la mente”, ed. Debate.
Maxwell, J.”Más allá de la Comunidad terapéutica”, ed. Genitor, Buenos Aires, 1970.
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